Texto argumentativo que forma parte de la instalación.
Con la proximidad del espectador, se desvela la construcción de un espacio cúbico delimitado por luz blanca, el cual, contiene objetos colgados y ordenados siguiendo el orden lógico impuesto por la propia estructura cuadrangular: un posible orden del sistema. Los cuatro planos suspendidos son planchas trenzadas de algodón que actúan como mapas de una acción; en su trenzado caótico describen un ejercicio azaroso, desordenado y confuso; cuya estructura y corporeidad parece coherente y racional como parte del orden impuesto por el sistema. Cuatro redes organizadas que rodean y protegen una escultura central: la copia de las manos de las personas que las crearon. Como si de un núcleo central de energía interna se tratase, cuatro manos entrelazadas cierran el ejercicio mostrando la magnitud de la reacción de un posible sistema en equilibrio. Una posible disposición de una acción caótica, un orden del desorden, un estado sistemático que parece inmutable, pero que a su vez describe el caos circundante.
El caos es todo aquello que existía en un estado completamente indiferenciado. Es la ausencia de forma y también el medio donde tiene lugar la creación de forma: el motor que impulsa a un sistema hacia un tipo de orden más complejo. Sin caos no hay orden, posee dentro de sí profundas estructuras de orden donde las zonas de simetría se mezclan con las de asimetría, recorriendo todas las escalas de magnitud, creando así formas cada vez más complejas.
Entropía. El caos en aparente armonía que se presenta como el desorden inherente a un sistema. La energía, la luz, que en un intento de control siempre tiende a distribuirse en el espacio en busca del equilibrio, de la estabilidad. Dando como resultado la mayor dispersión y probabilidad posible; lo que da lugar al desbordamiento, a la mayor redistribución posible, al caos y a la entropía máxima.
En el universo todo tiende al caos: hacia la destrucción de los sistemas. La disminución de la entropía de un sistema compuesto por materia depende de la integridad del medio que lo rodea y del correcto funcionamiento de los mecanismos que consumen energía para mantenerlos diferenciados y en desequilibrio con dicho medio. La interactividad humana, el ser humano como estructura social, las sociedades, son los únicos sistemas capaces de oponerse a esta predisposición, se defienden del caos y son capaces de sublevarse, toda vez que cuenten con un aporte suficiente de energía y con la estructura que permita utilizarla.
El orden es una condición necesaria de todo lo que la mente humana desea comprender.
El retorno hacia un orden esencial, a una armonía, donde el orden por sí solo no es suficiente para explicar la naturaleza de un sistema organizado. Necesita la oscuridad, la falta de energía en el sistema significa desintegración, el caos y el equilibrio. La energía es el único enlace que existe entre la «realidad» y ser humano. La información que recibimos la proporciona la energía, sin estímulo energético no hay imagen ni conocimiento.